Almagra
Valencia Ruzafa
PIGMENTO INORGÁNICO
La almagra es un pigmento inorgánico; es decir mineral. Se obtiene del óxido de hierro rojo (hematites) y se ha utilizado históricamente en pinturas y barnices debido a su resistencia y durabilidad. Los pigmentos orgánicos, en cambio, provienen de compuestos orgánicos, como plantas o animales, y suelen ser menos estables que los pigmentos inorgánicos, como la almagra.
La almagra es uno de los pigmentos más antiguos y emblemáticos de la historia del arte y la humanidad. Su vibrante tono rojo deriva del óxido de hierro,
Este pigmento, también conocido como rojo ocre, se caracteriza por su color terroso y cálido, que puede variar desde un rojo profundo hasta un tono más anaranjado, dependiendo de su pureza y la presencia de otros minerales.
En la pintura, la almagra es apreciada por su opacidad y durabilidad. A diferencia de muchos pigmentos orgánicos que se desvanecen con el tiempo, la almagra mantiene su intensidad y resistencia a la luz, lo que la hace ideal para frescos y murales. Además, su estabilidad química la hace compatible con una amplia variedad de aglutinantes, desde aceites hasta cal.
A lo largo de los siglos, este pigmento ha simbolizado no solo la creatividad y la expresión artística, sino también el ingenio humano para transformar los recursos naturales en símbolos de cultura e identidad. Su legado perdura, recordándonos la conexión profunda entre el arte y la tierra.
ALMAGRA Y LA IMPRIMACIÓN DE LOS SOPORTES
La almagra también se utiliza para imprimar lienzos, especialmente en la técnica tradicional de la pintura al óleo. Imprimar un lienzo significa prepararlo para recibir la pintura, asegurando una mejor adherencia del pigmento y evitando que los aceites de la pintura se absorban en exceso por la tela, lo que podría deteriorarla con el tiempo.
La almagra, debido a su opacidad y su tono cálido, es ideal para este propósito. Mezclada con un aglutinante como el aceite de linaza, se aplica en capas finas sobre el lienzo, creando una base uniforme. Esta capa inicial, conocida como imprimación o “tonalidad de tierra”, ayuda a neutralizar el blanco brillante del lienzo crudo, facilitando la percepción de colores y tonos durante el proceso de pintura.
Además de mejorar la adherencia de la pintura, la almagra aporta calidez y profundidad a las capas superiores, influyendo sutilmente en la tonalidad final de la obra. Los pintores a menudo eligen este tono terroso como imprimación porque realza los colores, especialmente los fríos, como los azules y verdes, que adquieren mayor luminosidad en contraste con la base rojiza.
Esta técnica utilizada por maestros de la pintura clásica sigue siendo valorada en la actualidad por su capacidad para dar cohesión y armonía cromática a las obras.
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