ENTREVISTAS

Mery Sales

Mery Sales

Mery Sales, Doctora en Bellas Artes por la Facultad de San Carlos (Valencia)  y actualmente becada en en la Casa de Velázquez , ejerce la actividad pictórica como  vehículo que transita entre la creación artística y la investigación científica.

Resulta imposible disociar su trabajo de la lectura, tanto sociológica como filosófica, que su personalidad instruida y su carácter crítico impregnan en cada una de sus obras invitando al espectador  a la contemplación serena y a la reflexión convulsa sobre el mundo en el que vivimos, sobre su belleza  y su destrucción…

Una obra que huye de  elementos acomodaticios y complacientes para someternos a interrogantes que no siempre queremos resolver.

Cosmos II

Entre sus exposiciones individuales recientes, destacan: Personnages hors champ (Centre d´Art Contemporain acentmetresducentredumonde, Perpignan, 2021) y Seres fuera de campo (Fundación Chirivella Soriano, 2020) sobre el pensamiento de  Simone Weil, El incendio y la palabra (Fundación Martínez Guerricabeitia, 2015) sobre el pensamiento de Hannah Arendt, Surge amica mea et veni (Sala de la Muralla, Univ. Valencia, 2012) sobre el pensamiento de María Zambrano. La obra de Mery Sales también ha sido expuesta en numerosas exposiciones colectivas, entre otras, 82 Exposición internacional de artes plásticas de Valdepeñas, Primers moments. Arte contemporáneo de la Generalitat Valenciana en el CCCC, la I Bienal de las Artes de Valencia; Filmográfica en Museo de Arte Moderno de Santo Domingo, National Taiwan University Taipei,  Centro Cultural Paso del Norte en Ciudad Juarez Méjico, Bienal de las Artes de Sao Paulo, Galería Argenta en New York Art Fair, en la Fundación de Arte Paul Ricard en Sevilla y París, en la Universidad de Atenas. Entre otros premios, su obra ha sido distinguida con el premio Senyera 2020, con 1er Premio del XXXIV Villa de Puzol 2019, mención de honor de la Bienal de Mislata 2019, galardonada con el 1er Premio de la fundación Paul Ricard, 1er Premio III Certamen Rotary Club, el 1er Premio II Certamen C. Cultural de los Ejércitos y el 1er Premio Vila de Canals.

21 SEPTIEMBRE 2021 

» Vivo la práctica de la pintura como un desafío en estos tiempos, tratando de mostrar no solo su vigencia entre otros lenguajes artísticos contemporáneos, sino también su eficacia para estimular una mirada sensorial y sensible de nuestro presente.»

 

Kowalski: La incidencia de las imágenes -que tan nociva como necesaria ha resultado para el arte llamado a ser nuevo , a partir del uso de la fotografía- permite una interpretación no exenta de polémica en el periodo que recoge el siglo XX. En términos benjaminianos la fotografía dejó ver una pintura nueva y tras ella se escondió una realidad ambivalente que enmarca nuestra estrábica forma de mirar el mundo, nuestra esquizofrénica forma de relacionarnos con él. Y así es como alcanzamos  a concluir que a finales del siglo XIX las imágenes han ido alcanzando tal libertad de movimientos que sujetarlas constituye una tarea titánica al alcance sólo de unos pocos.  ¿En qué momento decides asumir el reto de dedicar tu vida a intentar asir esas imágenes que se suceden ya no sólo en torno tuyo, sino dentro de ti, para inmortalizarlas en tus papeles y en tus lienzos?

Mery Sales: Es difícil contestar a esta pregunta de forma concreta…

Si pienso en la inclinación a la pintura como vocación, creo que aparece ya de niña con el dibujo, como la forma preferida de juego y como forma predilecta para contar qué ves, qué sientes, qué imaginas… Después aparece el eco en los demás que te empuja y te permite verte y reconocerte a través de lo que haces, y entonces te formas y tratas de hacerlo lo mejor posible, aprendiendo constantemente de quienes lo han hecho antes y con quienes te vas identificando sobre la marcha. Esto tiene que ver con lo que decía al principio, con vivir de una forma que te ayuda a descifrar el mundo y expresarte en él.

¿Con una exigencia de íntima transformación?

Creo que sí, existe una voluntad de mejora personal y social. Con el tiempo he ido encontrando la salida desde el arte a esta demanda íntima.

Tu última exposición, «Seres fuera de campo» se nos presenta como un claro del bosque al que no resulta fácil entrar. El habitado por los parias y desclasados a cuyas caras incomoda mirar. ¿Es deliberado el carácter de una obra tan anti-comercial ? ¿Qué público crees capacitado para adentrarse al núcleo de tu bosque, a ese claro al que en palabras de Zambrano hay que aventurarse sin un propósito definido?

Me atrae mucho tu interpretación de los Claros… Gracias.

Y, respecto al carácter anti-comercial de la obra, conviene aclarar que si mi trabajo es pintar, en el amplio sentido de lo que significa pintar (mirar, comprender, hacer, mostrar…) es evidente que mi intención es vivir de lo que pinto, para seguir dedicándome a ello lo mejor posible. Pero la motivación del contenido de mi pintura más que deliberadamente anti-comercial, es simplemente independiente al gusto, expectativa o preferencia del mercado. La consecuencia de esto hace que mucha de la pintura que hago sea indefinible o incómoda y en ese sentido, como dices, anti-comercial, por la exigencia de algunos de los temas que trato y por el proceso lento de elaboración. En mi caso, es requisito indispensable sentir esa libertad creativa y crítica, como un compromiso personal.

Yo vivo la práctica de la pintura como un desafío en estos tiempos, tratando de mostrar no solo su vigencia  entre otros lenguajes artísticos contemporáneos, sino también su eficacia para estimular una mirada sensorial y sensible de nuestro presente. Teniendo en cuenta la atracción que sigue ejerciendo la pintura, mi intención es establecer nodos entre este medio y otras manifestaciones más recientes como el cine, el documental, la fotografía, cuyo público siente de igual modo la necesidad de revisar, entender y remover el pensamiento desde la imagen y la palabra. Hablo de propuestas artísticas que tienen en común la misma necesidad de emanciparse del puro interés productivo y crematístico de sus acciones. Por tanto, las personas que se sientan atraídas por el claro de mi pintura encontrarán, más allá de un placer estético, una necesidad de salir al encuentro de la belleza aceptando la dificultad.

¿Te consideras un «ser fuera de espacio»?

En cierta medida, sí; muchas veces. En ocasiones, voluntariamente. Como decía Hannah Arendt, Me siento satélite. Pero afortunadamente no estoy sola.

Superado el elemento narrativo que a la pintura se le ha otorgado tradicionalmente por la irrupción de otros soportes tanto analógicos como digitales de transmisión y consumo más inmediatos, y en un contexto en el que se ha producido una evidente deserción respecto a los contenidos que requieren de mayor análisis, ¿a qué papel crees que queda relegada la pintura como disciplina artística en nuestros días?

Muy difícil contestarte… No lo sé, podemos hablar de muchas cosas a partir de lo que dices. De cómo nos contamos el mundo, cómo nos lo narramos. Y sí, creo que vivimos un tiempo de mucho estímulo informativo y nos adaptamos a los cambios veloces, y también voraces; aceptamos igualmente los medios acelerados de transmisión de esos cambios y su obsolescencia, para poder así asimilar la complejidad del mundo lo mejor posible, sin tiempo para procesar, asimilar… Nos adaptamos deprisa sin pensar en las consecuencias, nos subimos al tren sin poder frenar el ritmo. Por eso creo en la capacidad de la pintura, y de muchas otras manifestaciones artísticas y culturales, que retienen o desvían la marcha por un tiempo para poder ver a dónde vamos, nos guste o no, y ofrecer el tipo de reflexión pausada que necesitamos. Una atención serena y detenida es más humana y por ello nos mueve más allá y nos remueve más por dentro.

Respecto al postulado que desde algunos ámbitos se pretende sostener en torno a que la cultura es patrimonio «de la izquierda», ¿qué opinas? Y siguiendo ese tendencioso silogismo ¿podríamos inferir que, dada su cotización en los mercados del arte,  su consumo es «de derechas»?

Te contesto a ambas preguntas a la vez: hablar de consumo de cultura es un contrasentido. Creo que la cultura es germen, no un producto de consumo que se agota; y no tiene dueño ni partido, aunque pueda materializarse en objetos y experiencias de todo tipo y tengan un precio en nuestra sociedad de consumo: como una entrada de teatro, un concierto, un cuadro o un libro. La huella de la experiencia puede influir social y políticamente, extenderse y compartirse de múltiples maneras y a través del tiempo, ese es el verdadero sentido.

Más allá del idealismo escéptico que en mi reconozco, cada vez me cuesta más asimilar los estímulos que bajo la coartada de los nuevos lenguajes creativos una parte considerable del arte de nuestros días pretende transmitir. El elevado componente conceptual de las obras que se exponen en ferias relevantes como ARCO me invitan a una inconsciente deserción que me impide llegar a comprender la necesidad y relevancia de gran parte de esas obras. ¿Se ha convertido el Arte de las mayor leagues en el soporte de un lenguaje excluyente, o es mi propia incapacidad la que me aboca a interpretarlo como tal?

Conviene señalar que no todo el arte contemporáneo es el que muestra el mercado del arte, como el que podemos visitar en una feria como ARCO. Desde esta perspectiva, sabemos a que nos enfrentamos cuando visitamos un lugar que va a buscar influir en el gusto para vender lo que se considera novedad. Pero claro, si la novedad es la norma, ¿ dónde está la verdadera novedad? Creo que es muy interesante poner la atención en aquellas propuestas que hacen autocrítica y cuestionan esto mismo en la misma feria y nos confrontan con otras realidades y otros lenguajes de nuestro presente que no conocemos.

Por otro lado, el arte contemporáneo al que te refieres puede ser excluyente, es cierto, como puede serlo también La crítica de la razón pura de Kant y más si la pretendes leer en alemán y no conoces la lengua. Creo que hace falta educación artística, por lo menos para ser capaz de distinguir con mayor facilidad, respetar y valorar. Quiero decir que hace falta preparación para saber si tiene calidad la provocación de la obra a la que te enfrentas y si merece la pena el esfuerzo para intentar entender, investigar un poco y responder al envite. Por otra parte, ese esfuerzo puede suponer un disfrute enorme, tan grande que te produzca algo parecido al placer estético que anhelas. Creo en la vocación no solo de quien crea sino de quien mira sin reservas ni prejuicios. Esto que les pasa a ciertas personas, que sienten una tremenda curiosidad que les lleva a un encuentro muy fértil con la obra.

El arte actual puede verse caprichoso, elitista y, como dices, excluyente, es cierto. Y opino como tú, debería ser más sencilla su presencia y más próxima a todo el mundo, sin por ello perder hondura ni exigencia. El arte siempre es exigente. Tenemos que aceptar que no es para todos los públicos, como no lo es tampoco una película de Andrei Tarkovsky. El arte actual siempre ha sido difícil para sus coetáneos, en su voluntad de ver más allá. A veces por ir a contracorriente, o por ser la mirada pionera de una época, que rompe prejuicios sociales y culturales, de clase, de género, y que incluso reeduca el gusto. Creo que lo más importante es que el arte no tenga miedo a expresarse contra lo establecido y que no se autocensure por temor a no ser comprendido o a ser excluido del mercado.

¿Tendría la pintura de Mery Sales sentido en ARCO?

Claro que sí, dentro de este tipo de obra crítica o marginal que confía encontrarse con una visita selectiva y sin prisa. Desde mi experiencia como visitante, puedo decir que me he encontrado con obras que me han hecho pensar sobre nuestro presente cambiante y muchas inolvidables que guardo en la retina y que se mostraban a la sombra del espectáculo.

Por último, ¿sigues creyendo en el Arte como vehículo de transformación social? ¿Y en ese caso, por qué tras más de 2400 años de su nacimiento (427 a. C) seguimos estando, en palabras de Sartre, más cerca del mono que de Platón?

Jejeje… Igual más que en la idea de evolución podemos pensar en la idea de transformación, en desaprender parte de lo que creemos que somos y profundizar en lo que no sabemos.

Y sí, creo en la necesidad urgente de educación y de cultura, y creo indispensable recuperar el respeto por la filosofía y por el arte. Sin duda, creo en el arte desde todas sus poéticas, como has podido comprobar, estoy convencida de que el arte nos abre a los claros de nuestro tiempo.

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